miércoles, 30 de septiembre de 2009

La política de un pensamiento de amor

Tantas cosas en qué pensar, y ella gastando sus deseos en un hombre.

Tanto qué hacer por el mundo, y ella peleando por conquistar a un hombre.

Nada hay en el mundo más embriagante que el amor.

La gente muere de hambre a su alrededor, y ella teniéndolo todo, muere de desamor.

Se dio cuenta una tarde, en una clase, con un video en su salón.

Vio caras de sufrimiento, caras de terror, caras de aquellos que fueron despojados de su hogar por otros que el mismo aire han de respirar.

Se dio cuenta de la corrupción del mundo, la corrupción de su país, de un estado, una ciudad, la corrupción de un pueblo.

Una cacería entre lobos de la misma especie, unos lobos que aúllan más que otros reclamando libertad; y otros que gruñen ante todo principio de igualdad.

¿Dónde vive la justicia de este país?

Es sólo una idea refugiada por aquel corazón ideal.

Y las batallas de los grandes hombres, los “héroes” que existieron en algún lugar, son tomadas, poseídas y masacradas, convertidas en máscaras para entrar en acción. Lobos vestidos de corderos que seducen al pastor con su suave lana, lo envuelven y, éste, al abrazarlos con ternura y una increíble devoción, el lobo sale y deja ver su verdadero rostro, ataca y crea una guerra silenciosa.

Una guerra comúnmente ignorada.

Con un cristal entre la realidad y la percepción.

Un hecho que se ve en el mundo, lejano pero palpable. Y para nosotros tan lejano y a la vez tan hermético.

¿Qué pensar? ¿Cómo actuar? ¿Hemos de dejar de criar corderos?

Porque lo que ha estado haciendo es matar corderos en busca del lobo… sin embargo no se ha encontrado alguno.

“Nadie es culpable, todo es ideal… ¿No ven?”

Así se esconde todo, jugando en un carrusel infinito que gira sin parar:

El niño que esconde las travesuras a sus padres con esa sonrisa irónica y un mal método de ocultar.

El pueblo es padre del gobierno y está cumpliendo los caprichos de su hijo. Pero sin poder expulsarlo, porque el hijo es grande y amenaza a sus mayores con hacerlos sufrir.

viernes, 4 de septiembre de 2009